Canarias ha sido históricamente la parada obligada para todas las expediciones que viajaban a América, por ejemplo Colón paró en La Gomera para abastecerse de agua y provisiones antes de iniciar su viaje pionero.
Cuando los colonos comenzaron a establecerse en las islas tras su conquista, encontraron algunas razas ganaderas que criaban los aborígenes canarios, como las cabras, ovejas de pelo y cochinos negros. De hecho, la oveja de pelo, apreciada por su rusticidad (resistencia) y calidad de carne, se exportó y crió de forma masiva convirtiéndose en una pieza clave para la conquista del nuevo mundo.
Los colonos de las islas también trajeron sus propias razas ganaderas, como las ovejas de lana, las vacas, gallinas, conejos y burros, además se trajeron dromedarios desde África durante la época de trasiego de esclavos africanos. La Abeja Canaria es un endemismo que se separó de la raza africana (de la que procede), hace más de 200.000 años.
Desde Canarias se han exportado al mundo y también importado numerosas razas, pero con el tiempo se han adaptado un cierto número convirtiéndose en autóctonas de las islas, y por lo tanto en un importante patrimonio que se debería conservar enérgicamente.