Los seres vivos que pueblan nuestro planeta tienen una capacidad extraordinaria de adaptación, tan extraordinaria que muchas veces aparecen casos que pueden sorprender hasta a los científicos más entendidos en el tema.
En 1977 la comunidad científica quedó conmocionada cuando se descubrieron cerca de las Galápagos y a miles de metros de profundidad (2600 metros) comunidades bacterianas que sobrevivían en aguas termales y sulfurosas, creando una cadena trófica en la que especies micrófagas se alimentaban de las bacterias y a su vez eran presa de otros predadores marinos adaptados al medio (crustáceos, gusanos, peces, etc). Sin duda resultaba sorprendente descubrir un ecosistema autónomo organizado alrededor de las fumarolas, resistiendo presiones 250 veces superiores a las de la superficie y condiciones consideradas imposibles para la vida .
En 1992 se descubrió, esta vez en tierra, otro ecosistema insólito, también relacionado con las emanaciones sulfurosas, concretamente en la cueva de Movile, al sureste de Rumanía (Dobrudja).
La cueva fue destapada en 1986, cuando se iban a realizar unas prospecciones para instalar una central térmica. A sólo 20 metros de profundidad en la roca caliza, se toparon con un sistema subterráneo de unos 240 metros de longitud, parcialmente anegado y que contenía una curiosa población de invertebrados adaptados al medio.
La cueva llevaba cerrada de cualquier conexión con el exterior desde finales del miocenio (hace 5,2 millones de años) y en su interior se desarrollaba una cadena trófica única, al margen de la luz solar.
El descubridor fue Cristian Lascu, que junto con sus colaboradores se ha dedicado posteriormente a estudiar y dar explicación a la curiosa fauna de la cueva.
La atmósfera del interior contiene entre un 7 y 10% de oxígeno (una tercera parte del normal en la atmósfera), 1 a 2% de metano, y 2 a 3,5% de dióxido de carbono (importante cantidad). El agua es sulfurosa, y tiene una temperatura de 20ºC; al contacto de este agua con el oxígeno del aire, se combina y produce el ácido sulfúrico que impregna las paredes. Tras diversos experimentos se ha determinado que la cueva es estanca.
Hay censadas 48 especies de invertebrados acuáticos y terrestres, de las cuales 33 son endémicas.
La mayoría de las especies han desarrollado caracteres especiales, despigmentación, carecen de ojos, apéndices alargados (tactismo), etc.
Al carecer de luz y de entradas de ningún tipo a la cueva, surgen los interrogantes, ¿cuál es la base energétca de este miniecosistena?, ¿de qué se han alimentado durante los últimos 5,2 millones de años si han estado aislados de toda fuente externa?.
Al parecer, tras diversas investigaciones se descubrió que todo se inicia en una especie de biofilm, que se encuentra en la superficie y las paredes próximas al agua del lago subterráneo. Este velo, está formado por hongos, en los que se alojan colonias de bacterias, que consiguen su energía a partir de la oxidación del hidrógeno sulfurado, formando así el primer eslabón de la cadena trófica de la cueva (como la hierba en la sabana).
Este caldo bacteriano, sirve como alimento para el siguiente eslabón, que está formado, en la parte acuática, por ricas poblaciones de flagelados, nemátodos, anélidos oligoquetos, crustáceos copépodos o rotíferos. También hay poblaciones de gasteróppodos, isópodos acuáticos y anfípodos que son detritívoros. El vértice de la cadena está formado por la sanguijuela Haemopis (el animal más grande de la cueva alcanzando los 25 cm), el gusano plano Dendrocoelum sp. y el escorpión de agua Nepa sp.
Por la parte aérea se repite el esquema, los consumidores primarios, colémbolos, isópodos y diplópodos se alimentan del biofilm, y sirven a su vez como alimento para arañas, pseudoescorpiones, ciempiés y coleópteros.
La extraordinaria fauna de la gruta de Movile, ha servido como inspiración para algunas histórias en Holliwood, y tiene fama anivel mundial, aportando datos sobre la evolución de las especies muy importantes. El espeleólogo rumano Cristian Lascu imparte conferencias en diversas partes del mundo.
Sin duda la historia y las formas de vida que pueblan esta gruta son propias de una novela de ciencia ficción, aunque solo son uno de los tantos ejemplos con los que el mundo natural puede sorprendernos. Hoy en día se sabe que existen poblaciones de bacterias que viven en la estratosfera, a más de 50 Km de altitud, o organismos que proliferan en ambientes ácidos y llenos de metales pesados como el caso del Rio Tinto en España. La vida es capaz de abrirse camino en los lugares más insospechados, pero es verdaderamente curioso encontrar ecosistemas basados sólo en la síntesis química de ciertos elementos y no en la fotosíntesis como es habitual en nuestro planeta.
Tras investigaciones en charcos y pequeños lagos externos situados en las cercanías de la cueva se ha llegado a la hipótesis más probable sobre la existencia de vida en el interior de la gruta. Sin duda se trata de ciertas especies que fueron capaces de adaptarse a las condiciones del interior antes de quedar aisladas, porque son evoluciones de los que se encuentran habitualmente en el exterior.
La selección natural, una vez más ha sido la clave del éxito de este pequeño ecosistema, la adaptación de las especies por lo tanto será siempre el mejor sistema de defensa contra adversidades tanto de tipo bilógico como físicas. Un dato importante a tener en cuenta en el desarrollo de sistemas de cultivo respetuosos en nuestros sistemas rurales.
Es importante que entendamos las leyes que rigen el desarrollo de organismos en nuestro planeta para poder aprovecharlas en nuestro favor.
La cueva de Movile, es un ejemplo de aprovechamiento de recursos, los seres que allí viven son autónomos y basan su alimentación simplemente en el azufre, pero para aprovecharlo necesitan el agua y el aire del interior de la cueva.
Un ejemplo más de como si nos paramos a observar, en vez de arrasar sin sentido como es nuestra costumbre, podemos aprender muchísimas cosas.
Ya lo estoy re-publicando. Merece ser difundido. Gracias!
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